Aquiles
Hijo de Peleo y de la diosa Tetis, fue un héroe de la Guerra de Troya y uno de los principales protagonistas y más grandes guerreros de la Ilíada de Homero. En la célebre obra homérica, Aquiles suele ser calificado como «el de los pies ligeros», ya que se le consideraba el más veloz de los hombres.
Leyendas posteriores afirman que Aquiles era invulnerable en todo su cuerpo salvo en su talón. Estas leyendas sostienen que Aquiles murió en batalla al ser alcanzado por una flecha envenenada en el talón, de donde la expresión «talón de Aquiles» ha llegado a aludir a la única debilidad de una persona.
Una version cuenta que cuando Aquiles nació Tetis intentó hacerle inmortal sumergiéndolo en la laguna Estigia, pero olvidó mojar el talón por el que le sujetaba, dejando vulnerable ese punto.
En otra versión de la historia, Tetis ungía al niño con ambrosía y lo ponía al fuego del hogar para quemar las partes mortales de su cuerpo. Fue interrumpida en estos quehaceres por Peleo, que arrancó con violencia al niño de sus manos y éste quedó con un talón carbonizado.
Helena de Troya
Era considerada hija de Zeus y pretendida por muchos héroes debido a su gran belleza. Fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que originó una guerra.La diosa Afrodita había prometido al príncipe troyano Paris el amor de Helena como premio por haber decidido a su favor en el concurso de belleza que la había enfrentado a Hera y Atenea.
Paris fue a Esparta, donde fue recibido hospitalariamente por Menelao y Helena.Afrodita provocó que Helena se enamorase de Paris y huyeron los dos de Esparta junto con el tesoro de Helena, mientras Menelao se encontraba aún en Creta.Antes del inicio de la guerra, Menelao y Odiseo fueron como embajadores a Troya para reclamar a Helena y el tesoro que se había llevado con ella, pero los troyanos se negaron a devolverla y los hubieran matado a no ser por la intervención de Antenor, anciano consejero troyano, a su favor. Heródoto ofrecía una versión alternativa: los troyanos aseguraban que no tenían en su poder a Helena ni sus tesoros y que todo ello estaba en Egipto con su rey Proteo. Los griegos creyeron que los troyanos se burlaban de ellos, pero cuando conquistaron por fin Troya, Helena no apareció y entonces sí creyeron a los troyanos y Menelao fue enviado a Egipto en su busca. Heródoto se adhería personalmente a esta versión, argumentando que si Helena hubiera estado en Troya habría sido devuelta a los griegos porque ni Príamo ni el resto de troyanos habrían aceptado correr el riesgo de la guerra solo para complacer a Paris.